Las bocinas
sufren de distorsiones lineales y no lineales. La distorsión lineal puede verse
como una respuesta de frecuencia y/o una demora de grupo que no son planas o
uniformes. Esto se analiza en otra parte. En cuanto a las distorsiones no
lineales, éstas añaden nuevas frecuencias a la señal acústica de salida que no
estaban presentes en la señal eléctrica de entrada. Para medirlo, se reproduce
una frecuencia (la fundamental, digamos de 100 Hz) en la bocina con un nivel de
presión de sonido particular y se mide una frecuencia por encima de esa
frecuencia de prueba. El doble de la frecuencia es la segunda armónica (200
Hz), el triple es la tercera armónica (300 Hz), etc. Al recorrer la frecuencia
fundamental se puede hacer una gráfica de la distorsión armónica en función de
la frecuencia. La distorsión armónica total (THD, por sus siglas en inglés) es
la relación que hay entre el sonido total que sale de la bocina en comparación
con todo el sonido adicional que se añade a la salida y que no estaba presente en
la entrada: segunda + tercera + cuarta + quinta + etc.
La distorsión armónica se puede expresar en decibeles o como un porcentaje. La distorsión armónica de segundo orden normalmente es causada por asimetrías en el sistema. La distorsión armónica de tercer orden generalmente es causada por “clipping” o mutilación de la señal por sobrecarga del sistema y puede provenir de la parte electrónica o acústica, por ejemplo bobinas móviles cortas. Las armónicas de orden impar generalmente suenan mucho peor que las armónicas de orden par. Por otra parte, las armónicas de orden más alto serán menores que las armónicas de segundo y tercer orden, y deberán mantenerse a niveles razonablemente bajos en un sistema bien diseñado. De un modo ideal, mientras más baja sea la distorsión armónica, más limpio y transparente será el sonido de la bocina. Por lo general menos de -30 dB (3%) en la baja frecuencia y menos de -40 dB (1%) en las frecuencias media y alta se consideran buenas, aunque por supuesto valores menores a éstos son mejores.
La distorsión armónica no está en línea con el nivel de la señal, en el sentido de que un aumento de 10 dB en la señal de prueba normalmente dará por resultado un aumento mucho mayor en el nivel de distorsión armónica. Por lo tanto, se deben revisar las condiciones de prueba antes de comparar las mediciones de diferentes bocinas. En general, las bocinas más grandes sufren de una menor distorsión armónica que las bocinas pequeñas cuando suenan al mismo nivel. Asimismo, las bocinas de tres vías sufrirán una menor distorsión armónica que las de dos vías, ya que cada unidad de la bocina tendrá menos trabajo que hacer. El resultado puede verse en los siguientes ejemplos, que se realizaron con el mismo nivel de presión de sonido.
La distorsión armónica se puede expresar en decibeles o como un porcentaje. La distorsión armónica de segundo orden normalmente es causada por asimetrías en el sistema. La distorsión armónica de tercer orden generalmente es causada por “clipping” o mutilación de la señal por sobrecarga del sistema y puede provenir de la parte electrónica o acústica, por ejemplo bobinas móviles cortas. Las armónicas de orden impar generalmente suenan mucho peor que las armónicas de orden par. Por otra parte, las armónicas de orden más alto serán menores que las armónicas de segundo y tercer orden, y deberán mantenerse a niveles razonablemente bajos en un sistema bien diseñado. De un modo ideal, mientras más baja sea la distorsión armónica, más limpio y transparente será el sonido de la bocina. Por lo general menos de -30 dB (3%) en la baja frecuencia y menos de -40 dB (1%) en las frecuencias media y alta se consideran buenas, aunque por supuesto valores menores a éstos son mejores.
La distorsión armónica no está en línea con el nivel de la señal, en el sentido de que un aumento de 10 dB en la señal de prueba normalmente dará por resultado un aumento mucho mayor en el nivel de distorsión armónica. Por lo tanto, se deben revisar las condiciones de prueba antes de comparar las mediciones de diferentes bocinas. En general, las bocinas más grandes sufren de una menor distorsión armónica que las bocinas pequeñas cuando suenan al mismo nivel. Asimismo, las bocinas de tres vías sufrirán una menor distorsión armónica que las de dos vías, ya que cada unidad de la bocina tendrá menos trabajo que hacer. El resultado puede verse en los siguientes ejemplos, que se realizaron con el mismo nivel de presión de sonido.
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